(1996-2016)
CRISIS DE LIDERAZGOS POLÍTICOS
EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
Independientemente de que en algunos países del mundo, además de
líderes políticos, existen también líderes militares o religiosos que en un
momento dado se convierten en líderes políticos, entre 1924 y 1994, nuestro
país contó con líderes importantes, tales como: Juan Isidro Jiménez, Horacio
Vásquez, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer y Juan Bosch entre otros. A partir
de 1996 esos grandes líderes populares desaparecieron y en su lugar se
colocaron, no a personalidades individuales, sino a grupos de dirigentes medios de los grandes
partido s nacionales (PRD – PR – PLD), organizados en mafias de poder, bajo la designación de “Comités Políticos”,
con poco poder de cada uno de ellos en
los miembros u organismos
de esos partidos, pero con mucho
poder sobre el partido cuando se ponen de acuerdo, para designar al candidato
que más le conviene a esa mafia que ser elegido, para beneficio de ese grupo depredador de los recursos del Estado, y
conservar el poder, sea mediante alianzas con partidos pequeños, o mediante
gobiernos compartidos que significa: ampliar las bases de las mafias de esos grupos
pequeños burgueses , que son quienes han estado gobernando el país entre 1996 y
2016.
Los líderes políticos dominicanos, que en el pasado guiaban partes
significativas de la población dominicana, eran en su mayoría personas
idealistas, con una acentuada formación ideológica y vocación de servicio para
servir a su país, además de formación académica o autodidacta sólida en materia
política, económica y/o de organización social, salvo las naturales
excepciones, que disimulaban sus reales intenciones, hasta el momento en que
eran elegidos presentes de la República.
Además de las condiciones antes mencionadas esos líderes poseían
el poder, de transmitir a la población cuál debía ser el camino a seguir, para
superar determinados obstáculos que frenaban el desarrollo de los distintos
sectores de la sociedad, priorizando planes de desarrollo específicos, para
crecer en base a las riquezas que se iban creando, con el menor endeudamiento
externo posible, para alcanzar tales objetivos. Por eso, cuando buscaban alcanzar la
Presidencia de la República, para hacer posible un crecimiento y desarrollo
nacional, que en mayor o menor grado favoreciera a todos los dominicanos, lo
concebían, independientemente del partido político al cual pertenecieran los
potenciales beneficiarios en esos proyectos, los cuales no iban dirigidos a
favorecer los miembros de sus partidos. A partir de 1966, las riquezas que
produjo el país, se distribuyeron entre los miembros de los Comités Políticos
del partido de gobierno y de la supuesta oposición, organizados en gobiernos compartidos, en los que se incluían también, los parientes y
amigos del Presidente.
A ese grupo se agregaban también, los dueños de medios de
comunicación (que son además, en algunos casos, suplidores del Estado), los
comunicadores sociales (periodistas) al servicio del Presidente de turno, los
grupos económicos de poder y las iglesias cristianas, entre otros grupos
históricamente corruptos, al servicio del Poder Político, que los necesita para
encubrir sus actos de corrupción.
El país necesita sustituir, y cuanto antes mejor, la mafia que
actualmente gobierna el país (con el apoyo del Poder extranjero), con los
cuales divide las riquezas, recursos mineros y los servicios de interés y de
utilidad pública del Estado nacional.
Necesitamos líderes que convertidos en Administradores del Estado,
guíen y conduzcan el país, hacia objetivos realizables en el tiempo que fuere
necesario y con recursos propios, para evitar la pérdida de soberanía originada
en intervenciones como las verificadas en el pasado. Líderes que entiendan, que
para hacernos respetar de la Comunidad Internacional, debemos establecer un
riguroso “Plan de Austeridad”, hasta reducir la deuda actual (interna y
externa), a niveles aceptables y al mismo tiempo garantizar, un crecimiento y desarrollo sostenido,
fundamentado en las riquezas que de manea creciente vaya generando el país, que
no sea de tipo clientelista.
Para alcanzar tales objetivos, necesitamos líderes políticos nacionales,
pero también, líderes sectoriales entre los obreros, campesinos, sindicatos,
profesionales, grupos económicos de poder, en los clubes sociales y deportivos
y también en nuestras Fuerzas Armadas. No deben existir grandes líderes políticos nacionales,
si la sociedad no los ayuda y les hace exigencias, a través de los liderazgos
de las bases sociales, económicas y militares del país, incluyendo los que se
desarrollen en el Poder Judicial, y las famosas altas Cortes, hoy al servicio
del Poder Ejecutivo, para lo que se requiere
el absoluto respeto a la
Constitución, por vía de un Tribunal
Constitucional (que sea capaz de defender la supremacía de la Constitución, la
defensa del Orden Constitucional y la protección de los derechos fundamentales
del pueblo dominicano), para lo cual se requiere de la designación de
Jueces no políticos, ni con militancia política como los que actualmente integran ese Tribunal.
El Tribunal Constitucional que necesita el país, debe estar
integrado por los ciudadanos más honestos que existan en el país, muchos de los
cuales necesariamente no tienen que ser abogados, lo que se requiere es que independientes,
capacitados, ecuánimes y hayan dado muestras en el pasado de estar al servicio
del interés nacional, pues en sus
integridades descansará el futuro de nuestra Nación.
Sin el apoyo y vigilancia de los líderes comunitarios, municipales
y sectoriales; los futuros líderes políticos nacionales del país, carecerán del
contrapeso organizativo y apoyo mayoritario de la población, necesario para
frenar y enfrentar tales líderes nacionales, cuando pretendan apartarse de los
programas de gobierno, en base a los cuales fueron elegidos, o violen la
constitución al creerse insustituibles.
El hecho de que un líder político, sea elegido para gobernar un
país, e implementar el programa de
gobierno, con el cual se identifican los miembros de su partido y/o aliados de otros partidos; de ningún modo significa, que
si se desvía del camino y de los objetivos que hicieron posible su elección, a
ese político se le permita continuar gobernando (al margen) de los compromisos
contraídos con quienes los eligieron. De manera que si el Derecho Soberano a
elegir reside en el pueblo, de quien emanan todos los Poderes del Estado, ese
mismo pueblo pueda expresarse vía Referendos para Revocar el mandato otorgado precedentemente, y solicitar a la Junta Central Electoral convocar a
nuevas elecciones, para “sustituir al presidente que se extralimitó en sus
funciones, sin la debida ‘RATIFICACIÓN’ de quienes en un primer momento lo
eligieron”. Nadie debe tener “patente de
corso” para desde la Presidencia de la República, hacer lo que quiera y menos
violar la Constitución y las leyes, que al asumir el cargo –juró respetar y
hacer respetar”.
Dado que en el país existen muchos ciudadanos, buenos, serios,
competentes, con vocación de servicios y condiciones de liderazgos comunitarios
y sectoriales. Quienes deseen organizar Partidos Políticos y participar en el
accionar político nacional a futuro, deben estimular la identificación y organización de potenciales líderes sectoriales en todo el territorio
nacional, en los cuales apoyarse para convertirlos en una fuerza de contrapeso al liderazgo
político en los partidos; pero también de
los partidos de gobierno , cuando los intereses creados intenten frenar planes
de desarrollo de interés nacional , manera tal, que aunque políticamente ellos
(los pequeños líderes) tengan simpatías políticas, las organizaciones
comunales, sectoriales, ONG’s, sindicales, asociativas, etc., estén al servicio
de las comunidades que dirigen u orientan esos líderes sectoriales y regionales,
independientemente de cuáles sean las simpatías políticas y diferencias entre
los líderes y los miembros de los organismos a los cuales pertenecen, como
sectores sociales. Sometidas a votaciones, prevalece el voto de la mayorías de
los miembros de esos organismos.
Lo que estamos sugiriendo, no lo va a hacer el gobierno de
“Presidente Medina”, ni las direcciones políticas de los partidos (grandes o
pequeños) que existen en el país actualmente y forman parte del gobierno
compartido de Medina y sus adláteres. Pues sus objetivos, misión y visión de
cómo se hace un buen gobierno, lo miden en función de cuantos recursos se
apropiaron indebidamente, de los ingresos del Estado a los que han tenido acceso; ni tampoco de los financiadores
externos de tales partidos, que son tan corruptos como los presidentes y
partidos a los cuales aportaron recursos, para una vez elegidos, en el sistema
democrático que defienden y les gusta, no participar en el negocio en el cual invirtieron.
Por tales razones debemos entender:
Que si “La democracia es”:
El sistema político, que defiende la soberanía del pueblo, y el derecho del
pueblo a “elegir y controlar” a sus
gobernantes.
A partir de la independencia de Estados Unidos, independientemente
de que solo una parte de ese pueblo tenía el derecho a elegir y controlar sus
gobernantes; la elección y control de sus gobernantes estaban condicionados de
hecho en su origen, por los grupos de Poder económico de aquel país. A partir
de la terminación de la 1ra. Guerra Mundial, también eran condicionadas las
“elecciones y su control” por la Plutocracia
del mundo, la que al invertir en Estados Unidos, reclama el control, el retorno de sus inversiones y la
seguridad jurídica de los capitales invertidos, a la vez que exigían no tener
que identificar la proveniencia de esos recursos.
Terminada la 2da. Guerra Mundial, y siendo la URSS un Estado
multi-étnico, gobernado por una “estructura política partidaria”, el derecho a elegir y controla sus
gobernantes, se transfirió del pueblo al Partido único, excluyéndose
lamentablemente el derecho de los pueblos de la URSS a elegir y controlar los
gobernantes de un Estado, que no debió
desaparecer, pues dejaba a Estados Unidos como única potencia hegemónica en el
mundo, lo que nos perjudicaba a todos los demás.
Al día de hoy, a un Estado se le considera democrático, si en su
Constitución se dice:
1) que
el “pueblo” (sus nacionales) están
organizados como Estado libre e independientes, y
2) que
el “gobierno” de esa nación es:
esencialmente civil, republicano,
democrático y representativo.
De manera que, quienes no insertan en sus Constituciones esas
formalidades preestablecidas en la constitución original de Estados Unidos, ese país los considera NO
DEMOCRÁTICOS, y no necesariamente es así, una cosa es lo que se escribe y otra
lo que se hace, por ejemplo:
a) En
Estados Unidos existen “2 partidos mayoritarios” (Demócrata y Republicano), los
que de hecho son un solo partido (con algunas pequeñas variantes).
b) La
mayoría de los ciudadanos en ese país, ni eligen ni controlan totalmente a sus
gobernantes. Los eligen siempre la minoría que vota.
c) Por
“gobierno civil se entiende” en Estados Unidos, Presidentes que la población es
inducida para que voten por ellos (generalmente civiles, no así en sus colonias
latinoamericanas, donde los militares gobiernan sin ser elegidos), aunque el
poder real sea ejercido indirectamente por los grupos de Poder Económico, que
son quienes financian tales candidaturas en USA.
d) Que
el estado libre e independiente esté organizado como República, a imagen y
semejanza de Estados Unidos, aunque no sea libre ni independiente.
e) Democrático porque lo dice la
Constitución, no porque sea el pueblo quien los elige libre y soberanamente, ni
está organizado para controlar el Poder de los gobernantes que les imponen.
f) Representativo en el sentido, de que
los candidatos elegidos en elecciones generales, una vez elegidos se
desvinculan y asumen el poder de quienes los eligieron durante el tiempo para
el que fueron elegidos. Solo en Constituciones, donde la soberanía del pueblo
es participativa, el pueblo mantiene el Poder de “Revocar o Ratificar” el mandato, a las personas que eligió para
representarlos, sea en el Poder Ejecutivo que en el Legislativo, mediante uso
de Referendos convocados a tales fines.
De todo lo anterior se puede inferir: Que la democracia (Made in
USA) es una dictadura disimulada; donde una cosa es lo que se escribe, y otra muy distinta –lo
que se hace en nombre de la libertad, la soberanía y el ejercicio democrático
del Poder.
En el caso de República Dominicana, el hecho de que los partidos
–PR, PRD y PLD– utilizan los recursos del Estado para hacer elegir a sus
candidatos, violen la Constitución para reelegir presidentes que
Constitucionalmente no debían reelegirse, usar los recursos del Estado como si
fueran propios o de esos partidos, los candidatos electos no responden al
pueblo que supuestamente los eligió, sino a la cúpula de dirección de esos
partidos, con el apoyo condicionado (en el pasado por la SCJ) y actualmente por
el TC; además de que, el Poder Ejecutivo controla, sea el Congreso que al Poder
Judicial (incluyendo las Altas Cortes), constituyen ejemplos no edificantes, de
cómo funciona la “Democracia representativa” en estas colonias latinoamericanas
de Estados Unidos.
Con Presidentes, Senadores, Diputados, Síndicos y Jueces de las
Altas Cortes como los que hemos tenido a partir de 1996, este Pseudo Estado no
se desarrolla (sencillamente se endeuda), y los recursos obtenidos vía
préstamos internacionales se los distribuyen las cúpulas de los partidos que
nos han gobernado durante los últimos 20 años, sobre cuyo uso según el objetivo el préstamo, no
existen controles reales, sean internos, externos o de ambos. Prestamistas y
prestatarios están organizados como mafias internacionales, que algún día tendrán que rendir cuentas, a
los pueblos y a los organismos internaciones en los cuales se infiltraron para
robar desde arriba y con impunidad. Lo que está pasando no lo desconoce la ONU,
el Banco Mundial, el Banco Interamericano
de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, ni las Agencias que emiten informes sobre los
riesgos existentes en los países que obtienen financiamientos internacionales.
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