Situación de Haití en 1804, 1947 y 2013
y sus efectos sobre la República Dominicana
Entre
1804 y 2013, las condiciones: sociales, económicas, educativas o de salud, más
que mejorar los niveles de vida de la población haitiana las empeoraban, debido
al exceso de población, en relación a la cantidad de tierras aptas, para
mantener la seguridad alimentaria mínima de la población existente ya en 1947,
la que oscilaba entre 3 y 4 millones de personas hace 70 años.
En
1947, las autoridades haitianas solicitaron al gobierno de Estados Unidos, que
les enviaran un grupo de técnicos para que los asesoraran, a fin de buscarle
remedio a la situación existente (ver resolución de la ONU No. 51 (IV) de fecha
26 de mayo de 1947 y el envío de 12 expertos para asesorar al gobierno haitiano
sobre ese particular).
La
recomendación fundamental para resolver el problema haitiano de sobrepoblación
se basó en sugerir al gobierno haitiano: examinar con el mayor cuidado, la
posibilidad de alentar la migración masiva de familias haitianas hacia otras
islas del Caribe, como una manera de remediar el grave problema de su
sobrepoblación.
Si
Cuba no deseaba haitianos en su territorio y la República Dominicana menos ¿a
cuáles islas iba a dirigir esa migración? Si: Antigua Barbuda, Bahamas,
Barbados, Dominica, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San
Vicente y Granadinas, Trinidad y Tobago, Curazao, Aruba, Bonaire, Puerto Rico,
Saint Thomas, Santa Cruz, Guadalupe y Martinica, “islas éstas” que apenas poseían
tierras suficientes para alimentar las personas que vivían en la mayoría de
esas islas e islotes.
Sin
embargo, la peor justificación a lo que sugerían esos técnicos, se apoyaba en
que: En la región de las Antillas (donde está ubicada Haití), existen países de
débil densidad poblacional (sin especificar cuáles), donde sus habitantes son
del mismo tronco étnico que los de Haití, apreciación ésta que no se
corresponde con la realidad, pues los que negociaban con esclavos, los
capturaban donde quiera que los encontraban; de manera que los esclavos que portugueses,
holandeses, ingleses y estadounidenses vendían en el archipiélago de las
Antillas Mayores y Menores, hablaban lenguas distintas, tenían dioses
distintos, así como cultura y tradiciones diferentes.
Desde
1916, fecha en que Estados Unidos después de haber invadido Haití en 1915,
también invadió a la República Dominicana, y al apoderarse de las tierras de
esos Estados y entregárselas a sus empresarios, para que produjeran azúcar, la
solución al problema de mano de obra agrícola semi-esclava en República Dominicana, la resolvieron, trayendo
trabajadores haitianos desde Haití, para nacionalizarlos luego como dominicanos,
pues para eso introdujeron el Jus Solis en la constitución dominicana de 1927,
después de haber desconocido la Constitución Dominicana de 1916, la cual ponía limitantes
al otorgamiento de la nacionalidad, a quienes no cumplieran con determinados
prerrequisitos, establecidos en las leyes de migración nuestra.
Como
a partir de 1916 las tropas USA de ocupación, empezaron a restringir el uso de
cocolos en el corte de la caña, para introducir en el país haitianos, los
acontecimientos de 1937 revirtieron en parte esa tendencia, sin embargo, sin
embargo, una vez Estados Unidos se hizo aprobar en la ONU la Resolución 51 (IV)
del 26 de mayo de 1947 y en 1948 adoptaron las recomendaciones de los expertos estadounidenses,
empezaron a presionar a Trujillo, para que autorizara la contratación de
trabajadores haitiano, cuyo objetivo era que vinieran a trabajar en el país,
tal como lo demuestra el acuerdo suscrito entre la República Dominicana y la República
de Haití sobre la contratación de jornaleros temporales haitianos del 5 de
enero del 1952, los que para trabajar durante 4 meses cada año, se les permitía
traer a sus mujeres e hijos y así, año tras años hasta hace unos pocos años, en
que se cambio por la política actual: hacer dominicanos a todos los haitianos
que deseen venir a vivir en el territorio de República Dominicana, cuando lo
correcto sería: a) ayudar a Haití a desarrollarse para poder generar empleos;
b) en ese país, limitar el crecimiento de la población que se quede a vivir en
Haití a no más de 3 millones de personas; c) registrar a la totalidad de los
haitianos nacidos en Haití y d) repartir de manera proporcional en cada nación
de Norte-Centro-Sudamérica y el Caribe (en función del territorio disponible en
cada país), la población restante (más o menos 8 a 9 millones). De esta manera
el problema haitiano podría ser resuelto de manera definitiva por los Estados
Unidos.
¿Por
qué desea el gobierno de Estados Unidos, haitianizar y fusionar los Estados haitiano
y dominicano?
Las
respuestas podrían ser varias, entre ellas: 1) Porque se sienten culpables de
haber capturado negros africanos y de haberlos transportado y vendido a los
franceses; 2) porque la clase gobernante de Estados Unidos (entre ellos los
Clinton y Bush) desea apoderarse de los recursos mineros de la isla y le es más
fácil controlar un Estado unificado, que dos países con cultura y tradiciones
distintas y por demás antagónicos; 3) porque como ignoran la historia, el
caucus negro de Estados Unidos cree, que la devolución de la parte oriental de
la isla de Santo Domingo a España en 1814, fue un acto para perjudicar a Haití,
quien desde 1804 sostiene que la isla es única y le pertenece a ellos, aunque
los franceses permanecieron en la parte Oriental desde 1795 hasta 1809 y entre
1809 y 1821 España tuvo siempre el control de esa parte de la isla, primero de
hecho y luego de derecho a partir de 1814. Esto parece muy complicado, para que
el caucus negro de Estados Unidos lo entienda, aunque, cuando se trata de
Derecho Internacional, (ni blancos o negros estadounidenses entienden, que
además de por la fuerza, también el derecho es fuente de soberanía sobre un
territorio (en este caso el Tratado de París de 1814 entre Francia y España),
territorio que siempre perteneció a España (desde 1492 hasta el 1795, fecha en
que Francia obligó a España a cederlo, mientras estuvo invadida por Napoleón.
El
problema domínico-haitiano actual, lo genera la migración masiva inducida por
Estados Unidos hacia República Dominicana a partir de 1994. La oposición del Presidente
Balaguer a aceptar tal invasión (más que migración ilegal) le costó a Balaguer
dos años del periodo 1994-1998, para el que fue elegido.
Al
llegar al poder el Presiente Leonel Fernández, éste empezó a ceder ante la
presión del gobierno de Estados Unidos. Primero el Canciller dominicano,
Eduardo Latorre (un agente encubierto de Estados Unidos), firmó con el Ministro
de Asuntos Extranjeros de Haití, el Sr. Fritz Longchamp, un memorándum de
entendimiento para asuntos migratorios entre la República Dominicana y la
República de Haití en fecha 19 de junio de 1998, donde se establecía en el Art.
2: un procedimiento de repatriación de emigrantes nacionales(de las partes) en
situación irregular conforme al “Entendimiento” de los Cancilleres de ambos
países, llevado a cabo en Malpasse-Jimaní, el 3 de febrero de 1997 (cuyo texto
ignoramos).
Se
desconoce el contenido del “Entendimiento”, el “poder” otorgado por el Poder
Ejecutivo nacional y si dicho entendimiento fue refrendado por los Congresos
Nacionales (de Haití y República Dominicana). El 2 de diciembre de 1999, los
señores Wenceslao Guerrero –Embajador encargado de Asuntos Haitianos– (de 4ta.
ó 5ta. categoría en la Cancillería), firmó junto al Encargado de Negocios de la
Embajada de Haití en Rep. Dominicana, un Protocolo de Entendimiento: sobre los
mecanismos de Repatriación a efectuar entre la Rep. Dominicana y la Rep. de
Haití, cuyo “Poder” Presidencial sobre este particular se ignora, así como también
si ese Protocolo fue refrendado por ambos Congresos.
En
1999 el Presidente Leonel Fernández, autorizó a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en Costa Rica: “competencia para interferir en nuestros
asuntos internos, sin tener la debida autorización del Congreso”, la cual fue
declarada “Inconstitucional” posteriormente, por el Tribunal Constitucional.
A
las debilidades mostradas por el Pte. Fernández en materia de otorgamiento de la
nacionalidad dominicana a inmigrantes ilegales haitianos contrario a lo
establecido por nuestras constituciones y leyes migratorias de 1929 y 1938, se
tomaron más de 6 años para aprobar una ley de Migración y su Reglamento, sin
que durante ese tiempo, se hiciera uso de la Ley de Migración anterior,
constituyen acciones antinacionales que afectaban a la nación dominicana. Se
añaden luego las incurridas por el Presidente Danilo Medina, quien ignoró el carácter
vinculante de la sentencia 168/13, del Tribunal Constitucional, y emitió el Decreto
327 y la ley 169/14, en franca violación de dicha sentencia, además de
modificar la Constitución para presentarse como candidato del PLD, con el apoyo
de casi todos los dirigentes de los partidos políticos de la oposición,
violando los procedimientos establecidos en la Constitución del 2010 para su
modificación, lo que además de “constituir un Golpe de Estado al sistema
democrático nacional”, pretende establecer una Dictadura en la dirección
política de los partidos, tanto del gobierno como de la oposición, utilizando
para ello procedimientos non santos, al agenciarse el apoyo político de la
oposición a la cual se hizo partícipe de beneficiarse en lo personal, mediante
la distribución irregular de los recursos del Estado. Todo esto punible,
conforme a nuestras disposiciones legales, a las cuales no se recurre, pues de
hacerlo, serían punibles también todas aquellas irregularidades cometidas por
el Poder Ejecutivo a partir del 16 de agosto del 2012.
El
problema domínico-haitiano que genera la migración masiva inducida por el
gobierno de Estados Unidos en 1916-1948-1952-1966 y siguientes, así como las
manipulaciones a nuestras constituciones y leyes migratorias a partir de 1996
hasta la fecha, no hubieran sido posibles, sin la colaboración no ingenua de nuestras
autoridades, las que renunciaron a defender el interés nacional de la Nación
Dominicana en la ONU y la OEA, renunciando además a los derechos soberanos que
nos otorgan las cartas constitutivas de esas dos organizaciones, para que en materia
de otorgamiento de nacionalidad se haga en base a lo que establece nuestra
Constitución. Así como también a la renuncia injustificada a ejercer el control
migratorio y deportaciones, como se establece en el Art. 10 del acuerdo de
Washington de 1938.
En
el problema originado por una migración ilegal inducida por el poder
extranjero, y las declaraciones que hacen los funcionarios haitianos, que no son
otra cosa que (cajas de resonancias) de lo que le mandan a decir el gobierno de
Estados Unidos, significa, que el problema real no es con el perro (Haití), sino
con el que manipula al perro (Estados Unidos).
Por
otra parte, (sin la colaboración de nuestras autoridades) para emitir decretos complacientes,
aprobar leyes, desconocer las sentencias del Tribunal Constitucional y violar
los procedimientos de modificación de la Constitución, para extender la
presidencia del Sr. Danilo Medina (como liquidador del Estado Dominicano y
facilitar en el corto plazo, la fusión diseñada por el poder extranjero entre
ambos Estados de la isla), ¿Quién sabe por cuáles razones?, “ese proyecto no
sería posible”, toda vez que, aunque Estados Unidos, lo desee y quisiera, no podría
justificar y desconocer el derecho soberano que nos otorga la Carta de la ONU,
la OEA y el Derecho Internacional, en materia de establecer: cómo se adquiere
la nacionalidad dominicana o cómo manejar nuestras políticas migratorias,
especialmente cuando fueron establecidos en base al acuerdo de Washington de
1938 (con Estados Unidos, México y Cuba como testigos del mismo, a solicitud
del Gobierno Haitiano).
De
manera que, si bien es cierto que Estados Unidos no debe desconocer nuestros
derechos soberanos, sí puede presionar nuestras autoridades, para que el Estado
dominicano “legisle a favor de lo que Estados Unidos desea”, y una vez que se
legisle en ese sentido y se facilite como Estado 1a fusión con Haití, a partir
de ese momento, Estados Unidos sí podría obligarlos a cumplir internacionalmente
con los compromisos suscritos; y si el Sr. Danilo Medina y su partido (unido a
los partidos de oposición que los apoyaron), no cumplen lo convenido con el
poder extranjero (una vez hayan otorgado derechos a la nacionalidad, a migrantes
haitianos ilegales en nuestro país), o se retractan como parece ser que intentó
hacer el ex presidente Leonel Fernández, entonces surgirían las presiones y
amenazas con enjuiciarlos, utilizando expedientes de corrupción que ellos
poseen (Estados Unidos), sea por malversación de los recursos del Estado, o por
hacer depósitos en US$ u otras divisas fuertes en el exterior (no
justificados), o por cualquier actividad o relación ética o moral que pueda
afectarlos, a la cual recurrirán para atemorizarlos y/o obligarlos a renunciar
a cualquier candidatura en la boleta presidencial de su partido o de un partido
amigo, o tener que aceptar presentarse otra vez como candidato (aunque la
constitución lo prohíba), porque así conviene a los intereses del poder
extranjero, quien asesoró, ayudó y financió; para convertir a un candidato, en
el Presidente que el gobierno de Estados Unidos desea imponernos.
Naturalmente,
estos no son problemas para los señores Danilo Medina, Leonel Fernández y sus
amigos y familiares, estos son los problemas de un país, que está entrampado
por la falta de valor, probidad y amor a su país, de quienes nos han gobernado
a partir de 1996, al convertirse en traidores de su patria, poniéndose al
servicio del poder extranjero, para hacernos desaparecer como Estado libre y
soberano.
¿Cómo
es posible que después de la muerte de Trujillo volvamos al partido único?
¿Cómo
es posible que la dirigencia media y baja del partido en el gobierno y de la
oposición (hasta ayer), se hayan puesto de acuerdo para seguir manipulando este
rebaño mayoritario de pendejos en que se ha convertido el pueblo dominicano?
¿Cómo
es posible que quienes resulten más perjudicados en las ciudades y el campo, en
las salas de hospitales y las aulas de las escuelas, debido a la migración
ilegal haitiana que los desplaza, con la complicidad del gobierno, no protestan
ante este abuso?
¿Cómo
es posible que el Tribunal Constitucional calle y se haga cómplice de estas
violaciones constitucionales del Poder Ejecutivo contra el Estado y los
nacionales dominicanos?
¿Cómo
es posible que los militares en la frontera, olviden sus obligaciones como
garantes de la seguridad nacional y cobren a los ilegales haitianos para
permitirles ingresar e invadir pacíficamente el país que ellos juraron
defender?
¿Cómo
es posible, que la clase política nacional de oposición, se haya olvidado de su
rol y se haya vendido al gobierno de turno, olvidando que sin oposición, se
corre el riesgo de estar abonando una dictadura, la peor de todas: la de los
grupos del poder político y económico que controlan los medios de comunicación
y los recursos del Estado?
¿Cómo
es posible que las elecciones se ganen en base a populismo y clientelismo, y
que sin controles institucionales, ningún partido está en condiciones de
competir contra unos gobiernos que usan los recursos del Estado para mantenerse
en el poder, porque así lo desea el Poder Extranjero que busca fusionar ambos
Estados en la Isla?
¿Cómo
es posible que mientras en Guatemala, Honduras y Panamá destituyen y encarcelan
Presidentes y Ministros por actos nimios de corrupción; en nuestro país, la
corrupción, los sobornos, el robo de fondos públicos y la traición a la patria
es premiada y se exaltan quienes cometen esas acciones contra el interés
nacional?
¿Cómo
es posible que mientras en otros países, la democracia se fortalece en la
participación y soberanía popular del pueblo, en esta media isla insistamos, en
apoyar la representatividad “providencialista” de los traidores y enemigos de
la patria y nadie protesta contra esas aberraciones?
Decía
el general Vo Guyen Giap: que en la lucha por la liberación nacional de los
países dependientes, controlados mediante el uso de violencias de todos los
tipos para mantenerlos bajo el control del Poder Extranjero, es una necesidad defenderse,
recurriendo a los mismos tipos, de violencias que empleen los poderes
hegemónicos del mundo, para mediante el uso de tales métodos, continuar explotando
los recursos naturales de los países débiles y dependientes.
Cuando
se desconoce el derecho soberano de los Estados, de poder manejarse conforme a
lo establecido en las cartas constitutivas de la ONU y la OEA, los problemas no
se resuelven renunciando a esos derechos, para complacer al poder extranjero,
sino enfrentándolos mediante el sacrificio y la inmolación de una parte de sus
ciudadanos (los más conscientes) si fuere necesario. Cuando no se respeta el
derecho de las naciones, se está empujando a los pueblos al uso de la violencia
y cuando esta empieza no hay seguridad para nadie, como está pasando en Irak, Libia,
Afganistán y Siria. Hasta que no se derrote definitivamente los generadores de
violencias en las naciones pequeñas, débiles y pobres del mundo como la
muestra, las opciones que tenemos son: 1) aceptar la violencia, 2) emigrar si
encontramos países que nos acepten o 3) rebelarnos contra quienes fomentan las
violencias y la dependencia frente a Estados Unidos.
Quienes
ingenuamente abogan, para que se llegue a acuerdos de “Entendimientos” con
Haití, para evitar que se produzca una guerra entre ambos Estados en la isla,
ignoran: 1) que Haití está intervenido militarmente por la ONU desde hace más
de 15 años; 2) que el tipo de intervención aplicado a Rep. Dominicana consiste
en obligarnos a no ejercer nuestros derechos de soberanía, y aceptar
nacionalizar haitianos como si fueran dominicanos y a no poder deportar todo
haitiano que diga (no que demuestre) que nació en nuestro territorio (a los fines
de facilitar una fusión obligada con un Estado fallido como Haití). ¿Qué
diferencia existe entre una (fusión) fruto de una intervención militar de
Estados Unidos en el otro Estado (R.D.), o la de imponerla mediante
“negociación” con la (colaboración de unas autoridades), que ellos llevaron al
poder, para que fueran estas y no ellos, quienes faciliten y hagan posible dicha
fusión?
¡No
sería mejor sacar estos haitianos por la fuerza de nuestro país, a sabiendas
que Estados Unidos, podría una vez más volvería a invadirnos para obligarnos compartir
con los haitianos lo poco que tenemos y producimos, porque así lo desean los
dueños del planeta, sobre todo, en aquellos Estados (donde la evolución
política del país nos mantiene), más próximos a la condición de colonias, que a
las de Repúblicas democráticas, libres y soberanas.
Estados
Unidos y sus socios europeos, están cosechando en nuestro país mucho odio. El
tiempo de buscarle una solución definitiva al problema social que representa
Haití para los demás Estados americanos (nunca existió para esos Estados), toda
vez que ellos no desean haitianos en sus territorios, empezando por Estados
Unidos, quien desde 1801 (El Presidente Jefferson diseñó): “la política del
confinamiento a seguir en la isla de Santo Domingo”, de lo que él denominó como
“la plaga haitiana”. Ahora más presente y vigente que hace 200 años.
Esta
ha sido y es la política que Estados Unidos y sus socios europeos están
impulsando, la que afecta los intereses nacionales del pueblo dominicano. De
manera tal, que la fusión propuesta no resuelve de manera definitiva el
problema haitiano actual, pero sí afectaría de inmediato el desarrollo
económico y social de República Dominicana, país que terminaría convertido en
el corto plazo en un Estado fallido. Igual que Haití, duplicando el problema
que intentan erróneamente resolver actualmente, por la vía de la fusión.
Si
cada Estado de Norte, Centro, Sudamérica y el Caribe, acepta proporcionalmente,
acoger en sus territorios una parte de la población haitiana (la que vive en su
territorio y la que vive ilegalmente en otros países), el problema se
resolvería sin necesidad de sacrificar la República Dominicana, pero esta
solución parece no interesarle a Estados Unidos. La solución que les interesa
es (la de Jefferson), porque esa no los compromete territorialmente. Para
alcanzar sus objetivos, las soluciones parecen ser: el hundimiento del Maine,
permitir el ataque a Pearl Harbor, acusar a Saddam Hussein de hacer uso de
armas de destrucción masiva que ellos vendieron, destruir las Torres Gemelas
juntos a los Sauditas para aplicar el Terrorismo de Estado a los recursos de
los territorios que les interesa saquear, destruir Libia, Irak y Siria, porque constituían
malos ejemplos para los Estados vecinos, pues aplicaban el ejercicio de sus
derechos soberanos, para proteger y usar los recursos naturales que poseían en
beneficio de sus ciudadanos.
Ante
esta realidad… ¿Qué puede hacer el pueblo dominicano…? …sacrificar su país para
ayudar a Haití o morir luchando para evitar que nos hagan desaparecer como
nación y como Estado. Aún cuando la guerra no es la mejor solución al problema
domínico-haitiano actual cuando ésta no sea posible evitar (haciendo razonar a
quienes nos están empujando a la desaparición), entregar la patria sin luchar,
es y será siempre un acto de cobardía. La guerra dignifica los pueblos que
luchan por mantener su independencia y soberanía. Siempre será digno y noble
morir por la patria, para que no se repita otro período de ocupación como el de
1822-1844. Intentemos revivir el 24 de abril de 1965, para evitar la fusión que
desean imponernos por la fuerza, quienes crearon las condiciones para que “ningún
pueblo esclavo”, se pudiera declarar libre e independiente de Francia,
Inglaterra o Estados Unidos; Haití fue y es el mejor ejemplo de esa actitud
racista y xenófoba de estas hipócritas potencias coloniales (de ayer y de hoy),
las que tanto daño continúan haciéndole a
los pueblos y naciones del Tercer Mundo, que necesitan hacer
revoluciones precedidas de rebeliones, pues en lo inmediato no se percibe otras
vías para la liberación definitiva de
los países pobres y pequeños del poder extranjero. Que Dios nos ayude a
encontrar un líder nacionalista que sea capaz de hacernos transitar por estos
caminos.
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