domingo, 10 de diciembre de 2017

Situación de Haití en 1804, 1947 y 2013 y sus efectos sobre la República Dominicana

Situación de Haití en 1804, 1947 y 2013
y sus efectos sobre la República Dominicana

Entre 1804 y 2013, las condiciones: sociales, económicas, educativas o de salud, más que mejorar los niveles de vida de la población haitiana las empeoraban, debido al exceso de población, en relación a la cantidad de tierras aptas, para mantener la seguridad alimentaria mínima de la población existente ya en 1947, la que oscilaba entre 3 y 4 millones de personas hace 70 años.

En 1947, las autoridades haitianas solicitaron al gobierno de Estados Unidos, que les enviaran un grupo de técnicos para que los asesoraran, a fin de buscarle remedio a la situación existente (ver resolución de la ONU No. 51 (IV) de fecha 26 de mayo de 1947 y el envío de 12 expertos para asesorar al gobierno haitiano sobre ese particular).

La recomendación fundamental para resolver el problema haitiano de sobrepoblación se basó en sugerir al gobierno haitiano: examinar con el mayor cuidado, la posibilidad de alentar la migración masiva de familias haitianas hacia otras islas del Caribe, como una manera de remediar el grave problema de su sobrepoblación.

Si Cuba no deseaba haitianos en su territorio y la República Dominicana menos ¿a cuáles islas iba a dirigir esa migración? Si: Antigua Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Granadinas, Trinidad y Tobago, Curazao, Aruba, Bonaire, Puerto Rico, Saint Thomas, Santa Cruz, Guadalupe y Martinica, “islas éstas” que apenas poseían tierras suficientes para alimentar las personas que vivían en la mayoría de esas islas e islotes.
Sin embargo, la peor justificación a lo que sugerían esos técnicos, se apoyaba en que: En la región de las Antillas (donde está ubicada Haití), existen países de débil densidad poblacional (sin especificar cuáles), donde sus habitantes son del mismo tronco étnico que los de Haití, apreciación ésta que no se corresponde con la realidad, pues los que negociaban con esclavos, los capturaban donde quiera que los encontraban; de manera que los esclavos que portugueses, holandeses, ingleses y estadounidenses vendían en el archipiélago de las Antillas Mayores y Menores, hablaban lenguas distintas, tenían dioses distintos, así como cultura y tradiciones diferentes.

Desde 1916, fecha en que Estados Unidos después de haber invadido Haití en 1915, también invadió a la República Dominicana, y al apoderarse de las tierras de esos Estados y entregárselas a sus empresarios, para que produjeran azúcar, la solución al problema de mano de obra agrícola semi-esclava en República  Dominicana, la resolvieron, trayendo trabajadores haitianos desde Haití, para nacionalizarlos luego como dominicanos, pues para eso introdujeron el Jus Solis en la constitución dominicana de 1927, después de haber desconocido la Constitución Dominicana de 1916, la cual ponía limitantes al otorgamiento de la nacionalidad, a quienes no cumplieran con determinados prerrequisitos, establecidos en las leyes de migración nuestra.

Como a partir de 1916 las tropas USA de ocupación, empezaron a restringir el uso de cocolos en el corte de la caña, para introducir en el país haitianos, los acontecimientos de 1937 revirtieron en parte esa tendencia, sin embargo, sin embargo, una vez Estados Unidos se hizo aprobar en la ONU la Resolución 51 (IV) del 26 de mayo de 1947 y en 1948 adoptaron las recomendaciones de los expertos estadounidenses, empezaron a presionar a Trujillo, para que autorizara la contratación de trabajadores haitiano, cuyo objetivo era que vinieran a trabajar en el país, tal como lo demuestra el acuerdo suscrito entre la República Dominicana y la República de Haití sobre la contratación de jornaleros temporales haitianos del 5 de enero del 1952, los que para trabajar durante 4 meses cada año, se les permitía traer a sus mujeres e hijos y así, año tras años hasta hace unos pocos años, en que se cambio por la política actual: hacer dominicanos a todos los haitianos que deseen venir a vivir en el territorio de República Dominicana, cuando lo correcto sería: a) ayudar a Haití a desarrollarse para poder generar empleos; b) en ese país, limitar el crecimiento de la población que se quede a vivir en Haití a no más de 3 millones de personas; c) registrar a la totalidad de los haitianos nacidos en Haití y d) repartir de manera proporcional en cada nación de Norte-Centro-Sudamérica y el Caribe (en función del territorio disponible en cada país), la población restante (más o menos 8 a 9 millones). De esta manera el problema haitiano podría ser resuelto de manera definitiva por los Estados Unidos.

¿Por qué desea el gobierno de Estados Unidos, haitianizar y fusionar los Estados haitiano y dominicano?

Las respuestas podrían ser varias, entre ellas: 1) Porque se sienten culpables de haber capturado negros africanos y de haberlos transportado y vendido a los franceses; 2) porque la clase gobernante de Estados Unidos (entre ellos los Clinton y Bush) desea apoderarse de los recursos mineros de la isla y le es más fácil controlar un Estado unificado, que dos países con cultura y tradiciones distintas y por demás antagónicos; 3) porque como ignoran la historia, el caucus negro de Estados Unidos cree, que la devolución de la parte oriental de la isla de Santo Domingo a España en 1814, fue un acto para perjudicar a Haití, quien desde 1804 sostiene que la isla es única y le pertenece a ellos, aunque los franceses permanecieron en la parte Oriental desde 1795 hasta 1809 y entre 1809 y 1821 España tuvo siempre el control de esa parte de la isla, primero de hecho y luego de derecho a partir de 1814. Esto parece muy complicado, para que el caucus negro de Estados Unidos lo entienda, aunque, cuando se trata de Derecho Internacional, (ni blancos o negros estadounidenses entienden, que además de por la fuerza, también el derecho es fuente de soberanía sobre un territorio (en este caso el Tratado de París de 1814 entre Francia y España), territorio que siempre perteneció a España (desde 1492 hasta el 1795, fecha en que Francia obligó a España a cederlo, mientras estuvo invadida por Napoleón.

El problema domínico-haitiano actual, lo genera la migración masiva inducida por Estados Unidos hacia República Dominicana a partir de 1994. La oposición del Presidente Balaguer a aceptar tal invasión (más que migración ilegal) le costó a Balaguer dos años del periodo 1994-1998, para el que fue elegido.

Al llegar al poder el Presiente Leonel Fernández, éste empezó a ceder ante la presión del gobierno de Estados Unidos. Primero el Canciller dominicano, Eduardo Latorre (un agente encubierto de Estados Unidos), firmó con el Ministro de Asuntos Extranjeros de Haití, el Sr. Fritz Longchamp, un memorándum de entendimiento para asuntos migratorios entre la República Dominicana y la República de Haití en fecha 19 de junio de 1998, donde se establecía en el Art. 2: un procedimiento de repatriación de emigrantes nacionales(de las partes) en situación irregular conforme al “Entendimiento” de los Cancilleres de ambos países, llevado a cabo en Malpasse-Jimaní, el 3 de febrero de 1997 (cuyo texto ignoramos).

Se desconoce el contenido del “Entendimiento”, el “poder” otorgado por el Poder Ejecutivo nacional y si dicho entendimiento fue refrendado por los Congresos Nacionales (de Haití y República Dominicana). El 2 de diciembre de 1999, los señores Wenceslao Guerrero –Embajador encargado de Asuntos Haitianos– (de 4ta. ó 5ta. categoría en la Cancillería), firmó junto al Encargado de Negocios de la Embajada de Haití en Rep. Dominicana, un Protocolo de Entendimiento: sobre los mecanismos de Repatriación a efectuar entre la Rep. Dominicana y la Rep. de Haití, cuyo “Poder” Presidencial sobre este particular se ignora, así como también si ese Protocolo fue refrendado por ambos Congresos.

En 1999 el Presidente Leonel Fernández, autorizó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica: “competencia para interferir en nuestros asuntos internos, sin tener la debida autorización del Congreso”, la cual fue declarada “Inconstitucional” posteriormente, por el Tribunal Constitucional.

A las debilidades mostradas por el Pte. Fernández en materia de otorgamiento de la nacionalidad dominicana a inmigrantes ilegales haitianos contrario a lo establecido por nuestras constituciones y leyes migratorias de 1929 y 1938, se tomaron más de 6 años para aprobar una ley de Migración y su Reglamento, sin que durante ese tiempo, se hiciera uso de la Ley de Migración anterior, constituyen acciones antinacionales que afectaban a la nación dominicana. Se añaden luego las incurridas por el Presidente Danilo Medina, quien ignoró el carácter vinculante de la sentencia 168/13, del Tribunal Constitucional, y emitió el Decreto 327 y la ley 169/14, en franca violación de dicha sentencia, además de modificar la Constitución para presentarse como candidato del PLD, con el apoyo de casi todos los dirigentes de los partidos políticos de la oposición, violando los procedimientos establecidos en la Constitución del 2010 para su modificación, lo que además de “constituir un Golpe de Estado al sistema democrático nacional”, pretende establecer una Dictadura en la dirección política de los partidos, tanto del gobierno como de la oposición, utilizando para ello procedimientos non santos, al agenciarse el apoyo político de la oposición a la cual se hizo partícipe de beneficiarse en lo personal, mediante la distribución irregular de los recursos del Estado. Todo esto punible, conforme a nuestras disposiciones legales, a las cuales no se recurre, pues de hacerlo, serían punibles también todas aquellas irregularidades cometidas por el Poder Ejecutivo a partir del 16 de agosto del 2012.

El problema domínico-haitiano que genera la migración masiva inducida por el gobierno de Estados Unidos en 1916-1948-1952-1966 y siguientes, así como las manipulaciones a nuestras constituciones y leyes migratorias a partir de 1996 hasta la fecha, no hubieran sido posibles, sin la colaboración no ingenua de nuestras autoridades, las que renunciaron a defender el interés nacional de la Nación Dominicana en la ONU y la OEA, renunciando además a los derechos soberanos que nos otorgan las cartas constitutivas de esas dos organizaciones, para que en materia de otorgamiento de nacionalidad se haga en base a lo que establece nuestra Constitución. Así como también a la renuncia injustificada a ejercer el control migratorio y deportaciones, como se establece en el Art. 10 del acuerdo de Washington de 1938.

En el problema originado por una migración ilegal inducida por el poder extranjero, y las declaraciones que hacen los funcionarios haitianos, que no son otra cosa que (cajas de resonancias) de lo que le mandan a decir el gobierno de Estados Unidos, significa, que el problema real no es con el perro (Haití), sino con el que manipula al perro (Estados Unidos).

Por otra parte, (sin la colaboración de nuestras autoridades) para emitir decretos complacientes, aprobar leyes, desconocer las sentencias del Tribunal Constitucional y violar los procedimientos de modificación de la Constitución, para extender la presidencia del Sr. Danilo Medina (como liquidador del Estado Dominicano y facilitar en el corto plazo, la fusión diseñada por el poder extranjero entre ambos Estados de la isla), ¿Quién sabe por cuáles razones?, “ese proyecto no sería posible”, toda vez que, aunque Estados Unidos, lo desee y quisiera, no podría justificar y desconocer el derecho soberano que nos otorga la Carta de la ONU, la OEA y el Derecho Internacional, en materia de establecer: cómo se adquiere la nacionalidad dominicana o cómo manejar nuestras políticas migratorias, especialmente cuando fueron establecidos en base al acuerdo de Washington de 1938 (con Estados Unidos, México y Cuba como testigos del mismo, a solicitud del Gobierno Haitiano).

De manera que, si bien es cierto que Estados Unidos no debe desconocer nuestros derechos soberanos, sí puede presionar nuestras autoridades, para que el Estado dominicano “legisle a favor de lo que Estados Unidos desea”, y una vez que se legisle en ese sentido y se facilite como Estado 1a fusión con Haití, a partir de ese momento, Estados Unidos sí podría obligarlos a cumplir internacionalmente con los compromisos suscritos; y si el Sr. Danilo Medina y su partido (unido a los partidos de oposición que los apoyaron), no cumplen lo convenido con el poder extranjero (una vez hayan otorgado derechos a la nacionalidad, a migrantes haitianos ilegales en nuestro país), o se retractan como parece ser que intentó hacer el ex presidente Leonel Fernández, entonces surgirían las presiones y amenazas con enjuiciarlos, utilizando expedientes de corrupción que ellos poseen (Estados Unidos), sea por malversación de los recursos del Estado, o por hacer depósitos en US$ u otras divisas fuertes en el exterior (no justificados), o por cualquier actividad o relación ética o moral que pueda afectarlos, a la cual recurrirán para atemorizarlos y/o obligarlos a renunciar a cualquier candidatura en la boleta presidencial de su partido o de un partido amigo, o tener que aceptar presentarse otra vez como candidato (aunque la constitución lo prohíba), porque así conviene a los intereses del poder extranjero, quien asesoró, ayudó y financió; para convertir a un candidato, en el Presidente que el gobierno de Estados Unidos desea imponernos.

Naturalmente, estos no son problemas para los señores Danilo Medina, Leonel Fernández y sus amigos y familiares, estos son los problemas de un país, que está entrampado por la falta de valor, probidad y amor a su país, de quienes nos han gobernado a partir de 1996, al convertirse en traidores de su patria, poniéndose al servicio del poder extranjero, para hacernos desaparecer como Estado libre y soberano.

¿Cómo es posible que después de la muerte de Trujillo volvamos al partido único?

¿Cómo es posible que la dirigencia media y baja del partido en el gobierno y de la oposición (hasta ayer), se hayan puesto de acuerdo para seguir manipulando este rebaño mayoritario de pendejos en que se ha convertido el pueblo dominicano?

¿Cómo es posible que quienes resulten más perjudicados en las ciudades y el campo, en las salas de hospitales y las aulas de las escuelas, debido a la migración ilegal haitiana que los desplaza, con la complicidad del gobierno, no protestan ante este abuso?

¿Cómo es posible que el Tribunal Constitucional calle y se haga cómplice de estas violaciones constitucionales del Poder Ejecutivo contra el Estado y los nacionales dominicanos?

¿Cómo es posible que los militares en la frontera, olviden sus obligaciones como garantes de la seguridad nacional y cobren a los ilegales haitianos para permitirles ingresar e invadir pacíficamente el país que ellos juraron defender?

¿Cómo es posible, que la clase política nacional de oposición, se haya olvidado de su rol y se haya vendido al gobierno de turno, olvidando que sin oposición, se corre el riesgo de estar abonando una dictadura, la peor de todas: la de los grupos del poder político y económico que controlan los medios de comunicación y los recursos del Estado?

¿Cómo es posible que las elecciones se ganen en base a populismo y clientelismo, y que sin controles institucionales, ningún partido está en condiciones de competir contra unos gobiernos que usan los recursos del Estado para mantenerse en el poder, porque así lo desea el Poder Extranjero que busca fusionar ambos Estados en la Isla?

¿Cómo es posible que mientras en Guatemala, Honduras y Panamá destituyen y encarcelan Presidentes y Ministros por actos nimios de corrupción; en nuestro país, la corrupción, los sobornos, el robo de fondos públicos y la traición a la patria es premiada y se exaltan quienes cometen esas acciones contra el interés nacional?

¿Cómo es posible que mientras en otros países, la democracia se fortalece en la participación y soberanía popular del pueblo, en esta media isla insistamos, en apoyar la representatividad “providencialista” de los traidores y enemigos de la patria y nadie protesta contra esas aberraciones?
Decía el general Vo Guyen Giap: que en la lucha por la liberación nacional de los países dependientes, controlados mediante el uso de violencias de todos los tipos para mantenerlos bajo el control del Poder Extranjero, es una necesidad defenderse, recurriendo a los mismos tipos, de violencias que empleen los poderes hegemónicos del mundo, para mediante el uso de tales métodos, continuar explotando los recursos naturales de los países débiles y dependientes.

Cuando se desconoce el derecho soberano de los Estados, de poder manejarse conforme a lo establecido en las cartas constitutivas de la ONU y la OEA, los problemas no se resuelven renunciando a esos derechos, para complacer al poder extranjero, sino enfrentándolos mediante el sacrificio y la inmolación de una parte de sus ciudadanos (los más conscientes) si fuere necesario. Cuando no se respeta el derecho de las naciones, se está empujando a los pueblos al uso de la violencia y cuando esta empieza no hay seguridad para nadie, como está pasando en Irak, Libia, Afganistán y Siria. Hasta que no se derrote definitivamente los generadores de violencias en las naciones pequeñas, débiles y pobres del mundo como la muestra, las opciones que tenemos son: 1) aceptar la violencia, 2) emigrar si encontramos países que nos acepten o 3) rebelarnos contra quienes fomentan las violencias y la dependencia frente a Estados Unidos.

Quienes ingenuamente abogan, para que se llegue a acuerdos de “Entendimientos” con Haití, para evitar que se produzca una guerra entre ambos Estados en la isla, ignoran: 1) que Haití está intervenido militarmente por la ONU desde hace más de 15 años; 2) que el tipo de intervención aplicado a Rep. Dominicana consiste en obligarnos a no ejercer nuestros derechos de soberanía, y aceptar nacionalizar haitianos como si fueran dominicanos y a no poder deportar todo haitiano que diga (no que demuestre) que nació en nuestro territorio (a los fines de facilitar una fusión obligada con un Estado fallido como Haití). ¿Qué diferencia existe entre una (fusión) fruto de una intervención militar de Estados Unidos en el otro Estado (R.D.), o la de imponerla mediante “negociación” con la (colaboración de unas autoridades), que ellos llevaron al poder, para que fueran estas y no ellos, quienes faciliten y hagan posible dicha fusión?

¡No sería mejor sacar estos haitianos por la fuerza de nuestro país, a sabiendas que Estados Unidos, podría una vez más volvería a invadirnos para obligarnos compartir con los haitianos lo poco que tenemos y producimos, porque así lo desean los dueños del planeta, sobre todo, en aquellos Estados (donde la evolución política del país nos mantiene), más próximos a la condición de colonias, que a las de Repúblicas democráticas, libres y soberanas.

Estados Unidos y sus socios europeos, están cosechando en nuestro país mucho odio. El tiempo de buscarle una solución definitiva al problema social que representa Haití para los demás Estados americanos (nunca existió para esos Estados), toda vez que ellos no desean haitianos en sus territorios, empezando por Estados Unidos, quien desde 1801 (El Presidente Jefferson diseñó): “la política del confinamiento a seguir en la isla de Santo Domingo”, de lo que él denominó como “la plaga haitiana”. Ahora más presente y vigente que hace 200 años.

Esta ha sido y es la política que Estados Unidos y sus socios europeos están impulsando, la que afecta los intereses nacionales del pueblo dominicano. De manera tal, que la fusión propuesta no resuelve de manera definitiva el problema haitiano actual, pero sí afectaría de inmediato el desarrollo económico y social de República Dominicana, país que terminaría convertido en el corto plazo en un Estado fallido. Igual que Haití, duplicando el problema que intentan erróneamente resolver actualmente, por la vía de la fusión.

Si cada Estado de Norte, Centro, Sudamérica y el Caribe, acepta proporcionalmente, acoger en sus territorios una parte de la población haitiana (la que vive en su territorio y la que vive ilegalmente en otros países), el problema se resolvería sin necesidad de sacrificar la República Dominicana, pero esta solución parece no interesarle a Estados Unidos. La solución que les interesa es (la de Jefferson), porque esa no los compromete territorialmente. Para alcanzar sus objetivos, las soluciones parecen ser: el hundimiento del Maine, permitir el ataque a Pearl Harbor, acusar a Saddam Hussein de hacer uso de armas de destrucción masiva que ellos vendieron, destruir las Torres Gemelas juntos a los Sauditas para aplicar el Terrorismo de Estado a los recursos de los territorios que les interesa saquear, destruir Libia, Irak y Siria, porque constituían malos ejemplos para los Estados vecinos, pues aplicaban el ejercicio de sus derechos soberanos, para proteger y usar los recursos naturales que poseían en beneficio de sus ciudadanos.

Ante esta realidad… ¿Qué puede hacer el pueblo dominicano…? …sacrificar su país para ayudar a Haití o morir luchando para evitar que nos hagan desaparecer como nación y como Estado. Aún cuando la guerra no es la mejor solución al problema domínico-haitiano actual cuando ésta no sea posible evitar (haciendo razonar a quienes nos están empujando a la desaparición), entregar la patria sin luchar, es y será siempre un acto de cobardía. La guerra dignifica los pueblos que luchan por mantener su independencia y soberanía. Siempre será digno y noble morir por la patria, para que no se repita otro período de ocupación como el de 1822-1844. Intentemos revivir el 24 de abril de 1965, para evitar la fusión que desean imponernos por la fuerza, quienes crearon las condiciones para que “ningún pueblo esclavo”, se pudiera declarar libre e independiente de Francia, Inglaterra o Estados Unidos; Haití fue y es el mejor ejemplo de esa actitud racista y xenófoba de estas hipócritas potencias coloniales (de ayer y de hoy), las que tanto daño continúan haciéndole a  los pueblos y naciones del Tercer Mundo, que necesitan hacer revoluciones precedidas de rebeliones, pues en lo inmediato no se percibe otras vías para la liberación definitiva de  los países pobres y pequeños del poder extranjero. Que Dios nos ayude a encontrar un líder nacionalista que sea capaz de hacernos transitar por estos caminos.

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