viernes, 19 de febrero de 2010

EL POPULISMO Y EL CLIENTELISMO CORROMPEN EL SISTEMA DE ELECCIONES.

El populismo y el clientelismo corrompen el sistema de Elecciones.

En un país como el nuestro, cuando los partidos diseñan sus programas de gobierno para engañar votantes, en base a ofertar proyectos de desarrollo económico y social irrealizables, no solo usan el populismo para confundir y vender ilusiones a los votantes, especialmente sus miembros y simpatizantes, sino qué, para poder obtener resultados aceptables en términos de votos, tienen que recurrir al clientelismo, por vía de la prostitución de los electores, mediante la compra inmoral de aquellos votantes pobres y muy pobres, sin ideología política definida, pero con muchas necesidades inmediatas y poco sentido de la importancia de su voto.

En países como el nuestro, deberían tener solamente derecho a votar aquellos quienes por lo menos hayan alcanzado el 6to grado de la escuela primaria y/o posean bienes muebles e inmuebles, comerciantes, industriales, profesionales, técnicos, estudiantes de Liceos o Universidades, así como policías y militares que sepan leer y escribir y hayan llegado a por lo menos el 6to grado de la escuela primaria.

Aún cuando esta propuesta excluiría una gran masa de votantes, propensos a ser confundidos y/o comprados para que voten por partidos y candidatos con suficientes recursos para comprar una parte significativa de tales electores, estas personas estarían siempre dispuestas a votar por quienes tengan dinero y les paguen para que voten por ellos.

Estamos conscientes de que, esta propuesta no gozará de la aprobación de quienes enarbolan el populismo y ejercen el clientelismo para distorsionar los resultados electorales que de otro modo favorecerían el país. A estas personas les decimos, que la democracia que se usa como paradigma a imitar (los Estados Unidos), en esa “democracia” todos votan, pero los votos que cuentan son los de los colegios electorales, que son muy pocos, menos de 2,000.

En un país como el nuestro, el derecho colectivo de la sociedad consciente, debe primar sobre el derecho individual de analfabetos y charlatanes dispuestos a vender sus votos para beber ron la mayoría de los casos. Si deseamos evitar el caos, la elección de delincuentes con suficiente dinero para comprar impunidad vía elecciones, si deseamos evitar el desorden institucional generado por candidatos a quienes no les interesa el país, sino sus intereses personales y de grupos mafiosos, entonces el Estado y lo mejor de sus ciudadanos deben imponer el monopolio legitimo de la fuerza, para impedir que el populismo y el clientelismo para llegar al poder y perpetuarse en el a través de estos medios, sigan corrompiendo de ese modo los valores éticos y morales históricos de nuestra nación.

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